Cuando era niño, mi hijo Sam quedó encantado con el Grandote ... no es de extrañar. Para un niño, Clarence era una figura imponente de cuento de hadas, de algún libro de cuentos muy exótico. Era un gigante con rastas, con las manos grandes y una voz profunda y melodiosa endulzada con amabilidad y consideración. Y ... para Sammy, que era un pequeño niño blanco, él era profunda y misteriosamente negro. A los ojos de Sammy, "C" debió de parecerle como la personificación del continente africano, con un toque de cool americano, y todo envuelto en una acogedora y cariñosa figura.
Así que ... Sammy decidió pasar de mi camisas de trabajo y se sintió fascinado por los trajes de Clarence y sus túnicas espléndidas. Rechazó un asiento en la camioneta de papá y optó por la limusina de "C", sentado a su lado en el lento paseo hacia el show. Decidió que cenar en frente de la taquilla del camerino simplemente no bastaba, y se alejó lentamente por el pasillo y desapareció en el Templo del Alma.
Por supuesto, también estaba encantado el padre de Sam; desde la primera vez que vi a mi amigo saliendo de entre las sombras de un bar medio vacío en Asbury Park, abriendo camino ante él; ahí viene mi hermano, aquí viene mi hombre del saxo, mi inspiración, mi compañero, mi amigo de toda la vida. Estar junto a Clarence era como estar al lado del más duro del planeta. Estabas orgulloso, eras fuerte, te emocionaba y te reías con lo que podía suceder, con lo que juntos, podíais ser capaces de hacer. Te sentías como si fuera lo que fuese lo que el día o la noche te brindaran, nada te iba a pasar.
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Clarence podía ser frágil, pero también emanaba de él poder y seguridad, y de alguna manera extraña nos convertimos en protectores uno del otro; creo que tal vez protegí a "C" de un mundo dónde todavía no era tan fácil ser grande y negro. El racismo estaba siempre presente y con los años juntos, lo hemos visto. La fama de Clarence y su tamaño no lo hacían inmune.
Creo que tal vez "C" me protegía también de un mundo donde no siempre era fácil ser un chico blanco inseguro, extraño y flaco. Pero, juntos éramos duros, en una noche cualquiera, en nuestro territorio, unos de los más duros del planeta. Estábamos unidos, éramos fuertes, éramos rectos, éramos inconmovibles, éramos divertidos, éramos unos sentimentales del demonio y tan serios como la muerte misma.
E íbamos a vuestra ciudad para zarandearos y despertaros. Juntos, contábamos una historia más antigua y más profunda sobre las posibilidades de la amistad que trascendía lo que yo había escrito en mis canciones y mi música. Clarence lo llevaba en su corazón. Era una historia en la que Scooter y el Grandote no sólo arrasaban la ciudad, sino que pateábamos culos y rehacíamos la ciudad, dándole la forma del tipo de lugar donde nuestra amistad no sería una anomalía.
Y eso ... eso es lo que voy a echar de menos. La oportunidad de renovar ese voto y arriesgarnos en esa historia todas las noches, porque eso es algo, eso es lo que hicimos juntos ... los dos juntos. Clarence era grande, y él me hizo sentir, y pensar, y amar, y soñar con grandes metas. ¿Cómo de grande era el Grandote? Demasiado grande para morir. Y eso sólo son los hechos. Pueden ponerlo en su lápida, podéis tatuároslo en el corazón. Aceptádlo ... es el Mundo Nuevo.
Clarence no se va de la E Street Band cuando muere. Se irá cuando nosotros muramos.
Así que, voy a echar de menos a mi amigo, su saxo, la fuerza de la naturaleza que era su sonido, su gloria, su locura, sus logros, su rostro, sus manos, su humor, su piel, su ruido, su confusión, su poder, su paz. Pero su amor y su historia, la historia que me dio, que me susurró al oído, que me permitió contar ... y que os dio a vosotros ... va a seguir.
No soy nada místico, pero la resaca, el misterio y el poder de Clarence y mi amistad me llevan a pensar que debemos de haber estado juntos en otras ocasiones, en otros tiempos, a lo largo de otros ríos, en otras ciudades, en otros campos, haciendo nuestra modesta versión de la obra de Dios ... trabajo que todavía está sin terminar.
Así que no voy a decir adiós a mi hermano, simplemente voy a decir, nos vemos en la próxima vida, por la carretera, donde una vez más retomaremos el trabajo y lograremos acabarlo.
Grandote, gracias por tu amabilidad, tu fuerza, tu dedicación, tu trabajo, tu historia. Gracias por el milagro ... y por permitir que un muchachito blanco se deslizara por la puerta lateral del Templo del Alma.
ASÍ QUE, DAMAS Y CABALLEROS ... SIEMPRE EL ÚLTIMO PERO NO EL MENOS IMPORTANTE. OIGÁMOSLO PARA EL MAESTRO DE DESASTRE, EL GRAN BRUJO, EL HOMBRE CON UN DOCTORADO EN SANIDAD SAXUAL, EL DUQUE DE PADUCAH, EL REY DEL MUNDO, ¡CUIDADO OBAMA! EL PRÓXIMO PRESIDENTE NEGRO DE LOS ESTADOS UNIDOS A PESAR DE ESTAR MUERTO ... ¡OS GUSTARÍA SER COMO ÉL, PERO NO PODÉIS! ¡SEÑORAS Y SEÑORES, EL HOMBRE MÁS GRANDE QUE JAMÁS HAYAN VISTO! ... DÁDME UNA C-L-A-R-E-N-C-E. ¿QUÉ PALABRA ES ? CLARENCE! ¿QUÉ PALABRA? CLARENCE! ¿QUÉ PALABRA? CLARENCE! ... Amén.
Os voy a dejar hoy con una cita del Grandote mismo, que compartió en el viaje a casa en avión desde Búfalo, el último espectáculo de la última gira. Mientras lo celebrábamos felicitándonos unos a otros y contando historias de los muchos espectáculos excepcionales, las muchas noches de rock y los buenos momentos que habíamos compartido, "C" se sentó en silencio, escuchando, y luego levantó la copa, sonrió y dijo a todos los reunidos, "Esto podría ser el comienzo de algo grande".
Te quiero, "C"
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