Una hora antes del amanecer, dos figuras felinas trepan sin ruido a la habitación donde duermen los tres amigos.
— ¡Debería haber sabido que no se puede depender de una tía!
— ¡Que el vulgar americano refrene su lengua; o pudiera verse sin ese valioso órgano! ¡Alguien llama! ¡Hong el sicario ha cumplido su encargo!
— ¡Ja! ¡El astuto americano duerme como un fumador de opio! ¡El gran Hong es hábil en su trabajo!
— Sólo un toque de cloroformo debajo de la nariz y el fornido perro extranjero era como un niño en nuestros brazos.
— ¿No despertarte ninguna sospecha? ¿Nadie te vio llevártelo?
— Un chico de pelo rubio y un chino de enormes orejas dormían en la misma habitación, pero no oyeron nada.
— ¿Chico rubio? ¿Chino con grandes orejas? ¡Lo sabía! ¡Lo sabía!
— ¿Sabías qué? ¿Qué mosca te ha picado?
— ¡Desde la primera vez que vi a este hombre, su cara me resultó familiar! ¡Es Patrick Ryan! ¡El pelo alisado, el bigote y las gafas me engañaron! ¡Será un placer llevar a cabo en él el curioso ritual que tengo en mente!
jueves, 27 de agosto de 2009
Terry y los piratas 22
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